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jueves, 24 de marzo de 2016

Estrés y depresión





Los sucesos vitales preceden y contribuyen a una variedad de trastornos psiquiátricos, entre ellos la depresión. Pero el tipo de suceso vital no es lo más importante, pues la etiología es multifactorial: el estrés interactúa con la personalidad, estilo cognitivo, genética, apoyo social, mecanismos neuroquímicos…

No obstante los investigadores han encontrado que:
-         hay mayor nº de sucesos vitales estresantes en los 12 meses anteriores al comienzo de la depresión que comparados con el grupo de control
-         la incidencia de sucesos vitales durante el episodio depresivo influye en su curso, dificultando la recuperación y provocan cronificación
-         el suceso vital precipitador suele ser una pérdida, siendo relevante la categorización por parte del sujeto como amenazante e indeseable
-         el estrés sería un mero desencadenante de la depresión en personas predispuestas (es un factor clave de vulnerabilidad para Beck)



¿Depresión o ansiedad?

Brown y Harris proponen que la categorización de los sucesos vitales puede servir para diferenciar entre ansiedad y depresión:
-         los sucesos vitales evaluados como “pérdida” tienden a producir o facilitar un trastorno depresivo
-         los evaluados como “peligro” tienden a un trastorno de ansiedad
Se ha observado que en los cuadros mixtos de depresión y ansiedad existe en los pacientes ambos tipos de sucesos vitales: de pérdida y de peligro. Por tanto, el tipo de suceso vital no es lo más importante, sino su evaluación (influido por la personalidad, estilo cognitivo, etc.)



El estrés diario

Incluso los cambios pequeños pueden ser estresantes, tanto cambios positivos como negativos. Son molestias menos dramáticas que los sucesos vitales, pero pueden ser más importantes que éstos en el proceso de adaptación y conservación de la salud

No son sucesos con una aparición precisa sino que son constantes e insidiosos, experimentados a veces de forma subconsciente y con un gran potencial patógeno (es más difícil que el sujeto desarrolle estrategias de afrontamiento)

Se ha demostrado que el estrés diario es mejor predictor del estrés y de los síntomas somáticos que los sucesos vitales, dando lugar también una baja moral, y un funcionamiento social y laboral deteriorado.




Influencia de la depresión en el funcionamiento del sistema inmunológico

Los sujetos depresivos presentan unos índices de inmuno-competencia significativamente inferiores a los de sujetos sanos. Tienen disminuida la actividad de las células asesinas naturales NK, que destruyen antígenos, células infectadas por virus y células tumorales.

Este decremento en inmuno-competencia también se traduce en una resistencia disminuida a la enfermedad física.
Se ha señalado la interrelación entre depresión y asma, evolución del SIDA, cáncer y otras enfermedades infecciosas. Sin embargo, no se encontró que la depresión fuera un factor de riesgo para la enfermedad coronaria.




Depresión y asma bronquial

Varios autores han señalado la interrelación entre la depresión y el asma (Belloch, Perpiñá y Baños)

Las emociones son un factor precipitante de la enfermedad, siendo la depresión la que tiene la prevalencia más alta (hasta el 50% de los asmáticos presenta asma)

Se cree que en estos pacientes se estimula la vía para-simpato-mimética a través del nervio vago, aumentando la resistencia de las vías aéreas

Se ha comprobado también que el uso de antidepresivos mejora la depresión y reduce el asma.




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