Se refiere a la génesis del sufrimiento
“La causa es la sed que lleva a renacer, acompañada
de placer y codicia, encontrando placer acá y allá. Es una sed triple: placer,
existencia, prosperidad”
Este afán, sed o deseo, considerado como el origen
del sufrimiento, depende de la manifestación de otra cosa: de la sensación. Y a
su vez, del contacto. Así, sucesiva y dependientemente, entra en escena el
ciclo conocido como “surgimiento condicionado”. El universo psicofísico surge y
cesa según ciertas causas y condiciones. La principal aplicación concreta del
principio abstracto consiste en una serie de eslabones condicionados y
condicionantes que culminan en la aparición del sufrimiento.
La doctrina del sufrimiento condicionado está
inspirada en 2 actitudes intelectuales características del budismo:
1- la
visión causalista de la realidad: todos los fenómenos (excepto el Nirvana)
tienen una causa que los determina y explica. Por tanto, para poner fin a algún
proceso, es necesario buscar su causa y destruirla
2- la
concepción de la universalidad interdependencia de todas las cosas: todo tiene
una causa y es a su vez causa de otro fenómeno
El origen de esta masa de sufrimiento es la
ignorancia de la naturaleza ilusoria de la existencia sensible y en particular
la noción perjudicial de la eternidad del alma, que irónicamente mantiene el
deseo, el ansia de vida. Ese deseo o apego es el responsable de nuevas
existencias
La palabra “karma”
significa obra o acción. No obstante, todas las acciones no son kármicas. Sólo
la acción volitiva es karma. La doctrina del karma es un proceso de acción y
reacción, de causa y efecto. Es una ley natural, sin necesidad de una entidad
divina externa que remunere o sancione la conducta humana.
Eso que llamamos muerte es la detención total del
cuerpo. La voluntad, volición, deseo… es una fuerza tremenda que mueve a todas
las vidas. Es la energía más poderosa que existe. Ésta no se para con la
detención del funcionamiento del cuerpo, sino que sigue manifestándose bajo
otra forma, produciendo una nueva existencia, el renacimiento.
Ahora bien, si no hay un yo, alma, sustancia
permanente, ¿qué es lo que renace? Cuando el cuerpo físico ya no funciona,
tales energías no mueren con él, sino que continúan manifestándose bajo otra
forma o figura distinta llamada otra vida. Se asemeja a una llama que arde
durante toda la noche: no es la misma llama, ni tampoco es otra. Es una
continuidad de la misma serie. La diferencia entre la vida y la muerte estriba
en que sólo un momento de pensamiento, el último momento de pensamiento en esta
vida, condiciona el primer momento de pensamiento de la llamada vida siguiente.
Las palabras de Buda tras haber eliminado el deseo y
la ignorancia espiritual y haber penetrado en el Nirvana, mas allá de la vejez,
enfermedad y muerte: “a través de muchas,
fatigosas y agotadoras series de renacimientos, he buscado al constructor de
esta casa (mi cuerpo). Te he encontrado, y nunca jamás volverás a construir
esta casa de nuevo. Tus vigas (pasiones) están rotas, el techo (ignorancia)
destrozado. Mi mente ha alcanzado el Nirvana y el final del deseo”
(adaptado de "Sabidurías Orientales de la Antigüedad", Maria Teresa Román)
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