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jueves, 9 de abril de 2015

Budismo: Segunda Noble Verdad





Se refiere a la génesis del sufrimiento
“La causa es la sed que lleva a renacer, acompañada de placer y codicia, encontrando placer acá y allá. Es una sed triple: placer, existencia, prosperidad”

Este afán, sed o deseo, considerado como el origen del sufrimiento, depende de la manifestación de otra cosa: de la sensación. Y a su vez, del contacto. Así, sucesiva y dependientemente, entra en escena el ciclo conocido como “surgimiento condicionado”. El universo psicofísico surge y cesa según ciertas causas y condiciones. La principal aplicación concreta del principio abstracto consiste en una serie de eslabones condicionados y condicionantes que culminan en la aparición del sufrimiento.

La doctrina del sufrimiento condicionado está inspirada en 2 actitudes intelectuales características del budismo:
1-      la visión causalista de la realidad: todos los fenómenos (excepto el Nirvana) tienen una causa que los determina y explica. Por tanto, para poner fin a algún proceso, es necesario buscar su causa y destruirla
2-      la concepción de la universalidad interdependencia de todas las cosas: todo tiene una causa y es a su vez causa de otro fenómeno

El origen de esta masa de sufrimiento es la ignorancia de la naturaleza ilusoria de la existencia sensible y en particular la noción perjudicial de la eternidad del alma, que irónicamente mantiene el deseo, el ansia de vida. Ese deseo o apego es el responsable de nuevas existencias

La palabra “karma” significa obra o acción. No obstante, todas las acciones no son kármicas. Sólo la acción volitiva es karma. La doctrina del karma es un proceso de acción y reacción, de causa y efecto. Es una ley natural, sin necesidad de una entidad divina externa que remunere o sancione la conducta humana.

Eso que llamamos muerte es la detención total del cuerpo. La voluntad, volición, deseo… es una fuerza tremenda que mueve a todas las vidas. Es la energía más poderosa que existe. Ésta no se para con la detención del funcionamiento del cuerpo, sino que sigue manifestándose bajo otra forma, produciendo una nueva existencia, el renacimiento.
Ahora bien, si no hay un yo, alma, sustancia permanente, ¿qué es lo que renace? Cuando el cuerpo físico ya no funciona, tales energías no mueren con él, sino que continúan manifestándose bajo otra forma o figura distinta llamada otra vida. Se asemeja a una llama que arde durante toda la noche: no es la misma llama, ni tampoco es otra. Es una continuidad de la misma serie. La diferencia entre la vida y la muerte estriba en que sólo un momento de pensamiento, el último momento de pensamiento en esta vida, condiciona el primer momento de pensamiento de la llamada vida siguiente.

Las palabras de Buda tras haber eliminado el deseo y la ignorancia espiritual y haber penetrado en el Nirvana, mas allá de la vejez, enfermedad y muerte: “a través de muchas, fatigosas y agotadoras series de renacimientos, he buscado al constructor de esta casa (mi cuerpo). Te he encontrado, y nunca jamás volverás a construir esta casa de nuevo. Tus vigas (pasiones) están rotas, el techo (ignorancia) destrozado. Mi mente ha alcanzado el Nirvana y el final del deseo

(adaptado de "Sabidurías Orientales de la Antigüedad", Maria Teresa Román)

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