(Ideas tomadas de "Sabidurías orientales de la antigüedad", María Teresa Román)
Las
filosofías del subcontinente y China constituyen un grupo en el que se detectan
ciertos elementos comunes. Lo mismo con las sabidurías de Mesopotamia, Egipto e
Irán (donde los matices religiosos superan en apariencia a los filosóficos)
Hemos hallado una serie de tendencias, factores o
elementos comunes presentes en la mayor parte de estas sabidurías:
1) el
saber no es tanto especulativo (ampliación del conocimiento o erudición) cuanto
eminentemente práctico
La sabiduría se convierte en un medio para la
liberación del sujeto. No implica que se renuncie al saber culto o
técnico-científico, sino que ambos saberes se subordinan al desarrollo personal
que otorga la sabiduría.
2) Papel
primordial que juegan las narraciones
míticas en Oriente.
Ello se debe a que el mito es una herencia
compartida de recuerdos atávicos transmitidos conscientemente de generación en
generación. El mito es la narración de hechos que ocurrieron antes de la
historia escrita, es el hilo que une el pasado, presente y futuro. Es un uso
único del lenguaje que describe las realidades que van más allá de los 5
sentidos. Es el aglutinante que une a las sociedades.
Los panteones orientales son los más profusamente
poblados de la tierra.
En China, Mo Zi admitía la existencia de espíritus
porque “tal creencia contribuye a la paz y tranquilidad humanas”
Otras deidades son casi instrumentales. Más parecen
personales inmortales de la literatura clásica que personalidades existentes.
Son arquetipos, ideales, símbolos de fuerzas cósmicas que favorecen la
meditación.
No obstante, algunos sistemas como el jainismo y el
budismo emplearon todo tipo de pruebas contra la creencia en la existencia de
Dios. Concebían el mundo como un proceso de autocreación sin la intervención de
Aquél.
Las diferentes mitologías nos invitan más a una
actitud de comprensión emocional y no reflejan tanto lo que en occidente
entendemos por una “religión revelada” con una idea precisa de un dios absoluto
y con una adhesión a este dios por medio de la fe. El mito nos descubre más
aspectos emocionales humanos que de la propia divinidad.
3) pseudo-epigrafía:
ausencia de un autor definido en los tratados filosóficos fundamentales.
Aquí la sabiduría carece del protagonismo del
individuo y se busca por sí misma. Los textos se completan, se vuelven a
escribir y se comentan en un movimiento vivo donde cada autor aporta su
experiencia.
4) se
ocupan de los problemas, de los conflictos humanos, haciendo énfasis en la
búsqueda de una solución definitiva de los mismos.
Se cree que estos ideales son accesibles y hay
grandes posibilidades de alcanzarlos en este mundo. El objetivo es llevar a la
naturaleza humana a su máximo desarrollo.
La naturaleza original del hombre ha llegado a unas
cotas tan elevadas de degradación a causa del apego que su espíritu privado de
luz necesita de un exhaustivo entrenamiento para recuperar su virtud
primigenia.
Destacar la creencia de que el ser humano es el
responsable único de todos sus males.
5) Relación entre lo Uno y lo Múltiple.
La diferencia básica entre el hinduismo y el budismo
es que en el hinduismo el sujeto termina formando parte de lo Absoluto,
mientras que en el budismo ni lo Absoluto ni el sujeto se absorben uno al otro.
6) existencia del más allá.
En ninguno de sus sistemas se halla el concepto
occidental de la inmortalidad del ser humano.
Tanto Buda como Confucio se negaron a responder
cuestiones sobre la vida de ultratumba: el primero afirmaba que in médico no
puede perder su tiempo con cuestiones metafísicas y el segundo aseveraba que si
no conocemos la vida no podemos esperar conocer la muerte.
Algunas filosofías orientales mantienen la creencia
en la posibilidad de salvación. En el hinduismo y budismo, la transitoriedad de
la vida llega a identificarse con el sufrimiento. Tratan de escapar a esta
“rueda” de sufrimiento y finalizar la cadena de nacimientos y muertes.
7) la filosofía india y la china han concedido una
gran importancia a la actividad mental, aunque el respeto general por la
tradición y la aparente debilidad de la actitud crítica parezcan indicar lo
contrario. El respeto por la tradición no excluye el espíritu crítico.
Estas filosofías son predominanemente idealistas,
teniendo en cuenta el puesto que tiene la mente.
El materialismo ha tenido muy pocos seguidores en el
mundo oriental. No aceptan la materia como principio básico de la existencia.
No obstante, se llega a la realidad última por pura intuición.
Respecto a la intuición, no todas las escuelas la
usan como sistema básico de conocimiento. Y quienes la emplean, la usan junto a
otras modalidades de conocimiento.
Las filosofías china e india conceden importancia a
la lógica y razonan lógicamente, de manera no muy diferente a la occidental. Excepto el Zen, que no sólo desconfiaba del
pensamiento lógico, sino que lo ridiculizaba. Buscaban romper el hábito del
razonamiento lógico a fin de crear en el discípulo una actividad mental única,
imprescindible para captar la verdad última.
8) valor especial a la palabra.
Existe una valoración de la palabra en su campo
mágico, entendiendo por ello la capacidad que la recitación y la pronunciación
que ciertos textos tienen de provocar determinados estados de consciencia que
favorecen la intuición. Esto se denomina mantra, una dimensión de la
palabra que va más allá de su contenido.