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jueves, 5 de marzo de 2015

Rasgos centrales de las filosofías orientales


(Ideas tomadas de "Sabidurías orientales de la antigüedad", María Teresa Román)



Las filosofías del subcontinente y China constituyen un grupo en el que se detectan ciertos elementos comunes. Lo mismo con las sabidurías de Mesopotamia, Egipto e Irán (donde los matices religiosos superan en apariencia a los filosóficos)

Hemos hallado una serie de tendencias, factores o elementos comunes presentes en la mayor parte de estas sabidurías:
1)      el saber no es tanto especulativo (ampliación del conocimiento o erudición) cuanto eminentemente práctico
La sabiduría se convierte en un medio para la liberación del sujeto. No implica que se renuncie al saber culto o técnico-científico, sino que ambos saberes se subordinan al desarrollo personal que otorga la sabiduría.

2)      Papel primordial que juegan las narraciones míticas en Oriente.
Ello se debe a que el mito es una herencia compartida de recuerdos atávicos transmitidos conscientemente de generación en generación. El mito es la narración de hechos que ocurrieron antes de la historia escrita, es el hilo que une el pasado, presente y futuro. Es un uso único del lenguaje que describe las realidades que van más allá de los 5 sentidos. Es el aglutinante que une a las sociedades.

Los panteones orientales son los más profusamente poblados de la tierra.
En China, Mo Zi admitía la existencia de espíritus porque “tal creencia contribuye a la paz y tranquilidad humanas”

Otras deidades son casi instrumentales. Más parecen personales inmortales de la literatura clásica que personalidades existentes. Son arquetipos, ideales, símbolos de fuerzas cósmicas que favorecen la meditación.

No obstante, algunos sistemas como el jainismo y el budismo emplearon todo tipo de pruebas contra la creencia en la existencia de Dios. Concebían el mundo como un proceso de autocreación sin la intervención de Aquél.

Las diferentes mitologías nos invitan más a una actitud de comprensión emocional y no reflejan tanto lo que en occidente entendemos por una “religión revelada” con una idea precisa de un dios absoluto y con una adhesión a este dios por medio de la fe. El mito nos descubre más aspectos emocionales humanos que de la propia divinidad.

3)      pseudo-epigrafía: ausencia de un autor definido en los tratados filosóficos fundamentales.
Aquí la sabiduría carece del protagonismo del individuo y se busca por sí misma. Los textos se completan, se vuelven a escribir y se comentan en un movimiento vivo donde cada autor aporta su experiencia.

4)      se ocupan de los problemas, de los conflictos humanos, haciendo énfasis en la búsqueda de una solución definitiva de los mismos.
Se cree que estos ideales son accesibles y hay grandes posibilidades de alcanzarlos en este mundo. El objetivo es llevar a la naturaleza humana a su máximo desarrollo.
La naturaleza original del hombre ha llegado a unas cotas tan elevadas de degradación a causa del apego que su espíritu privado de luz necesita de un exhaustivo entrenamiento para recuperar su virtud primigenia.
Destacar la creencia de que el ser humano es el responsable único de todos sus males.

5) Relación entre lo Uno y lo Múltiple.
La diferencia básica entre el hinduismo y el budismo es que en el hinduismo el sujeto termina formando parte de lo Absoluto, mientras que en el budismo ni lo Absoluto ni el sujeto se absorben uno al otro.

6) existencia del más allá.
En ninguno de sus sistemas se halla el concepto occidental de la inmortalidad del ser humano.
Tanto Buda como Confucio se negaron a responder cuestiones sobre la vida de ultratumba: el primero afirmaba que in médico no puede perder su tiempo con cuestiones metafísicas y el segundo aseveraba que si no conocemos la vida no podemos esperar conocer la muerte.

Algunas filosofías orientales mantienen la creencia en la posibilidad de salvación. En el hinduismo y budismo, la transitoriedad de la vida llega a identificarse con el sufrimiento. Tratan de escapar a esta “rueda” de sufrimiento y finalizar la cadena de nacimientos y muertes.

7) la filosofía india y la china han concedido una gran importancia a la actividad mental, aunque el respeto general por la tradición y la aparente debilidad de la actitud crítica parezcan indicar lo contrario. El respeto por la tradición no excluye el espíritu crítico.
Estas filosofías son predominanemente idealistas, teniendo en cuenta el puesto que tiene la mente.
El materialismo ha tenido muy pocos seguidores en el mundo oriental. No aceptan la materia como principio básico de la existencia. No obstante, se llega a la realidad última por pura intuición.
Respecto a la intuición, no todas las escuelas la usan como sistema básico de conocimiento. Y quienes la emplean, la usan junto a otras modalidades de conocimiento.

Las filosofías china e india conceden importancia a la lógica y razonan lógicamente, de manera no muy diferente a la occidental. Excepto el Zen, que no sólo desconfiaba del pensamiento lógico, sino que lo ridiculizaba. Buscaban romper el hábito del razonamiento lógico a fin de crear en el discípulo una actividad mental única, imprescindible para captar la verdad última.

8) valor especial a la palabra.
Existe una valoración de la palabra en su campo mágico, entendiendo por ello la capacidad que la recitación y la pronunciación que ciertos textos tienen de provocar determinados estados de consciencia que favorecen la intuición. Esto se denomina mantra, una dimensión de la palabra que va más allá de su contenido.